El periodismo---
Nos duele decirlo, pero muchos de
“nuestro colegas periodistas” han arriado su bandera, entregado su virginal
ética, mientras otros se han arrodillado ante el dinero rastrero.
Es de ahí que comunicadores de
manera rápida encontraron la manera de hacerse ricos en poco tiempo.
Nosotros decimos que cualquiera
es “periodista” y hasta cabildea para que el gobierno lo pensione.
Cuando
vemos a un periodista acumular fortuna, conseguir millones de pesos, acomodarse
y vivir en grandes mansiones, jamás podemos
pensar que sus recursos los consiguió trabajando como redactor en la
sala de un medio de comunicación y mucho menos ejerciendo la reportería desde
su respectiva comunidad.
Sobre este particular siempre
recordaré al extinto comunicador, don Rafael Molina Morillo, quien en una
entrevista televisiva dijo que “ningún periodista se hace rico ejerciendo el
periodismo honesto y que es mejor estar uno tranquilo
con su conciencia, haciendo lo que hay que hacer”.
Yo
me siento orgulloso de ser un comunicador social, profesión que ayer estudiamos
con pobreza y toda las dificultades del mundo en la UASD (Universidad Autónoma
de Santo Domingo), la que hoy con honor hemos ejercido por treinta años. No soy rico,
pero soy periodista, y ello no debe llevarme a la contaminación.
No
tenemos que seguir el ejemplo de nadie, porque la ética, la seriedad y la objetividad van de la mano de todo aquel
que ejerce esta digna profesión.
Que
nos llamen pendejo cuantas veces quieran, pero si decimos que fue una carrera
hermosa la que escogimos para informar y servir a la colectividad y la que
estudiamos con el propósito de ejercerla con decoro.
El periodista debe ser como aquel pastor-sacerdote,
que enseña a compartir a las ovejas y a cuidarse de los lobos.
Si de entre nosotros hay colegas
que quieren compartir su periodismo y ser bocinas del político corrupto, del
perverso narcotraficante o del empresario sobornador, que lo haga, pero que
respete y permita ejercer con libertad a
quienes estamos dispuesto a vivir con sencillos salarios.
www.realidadesdepedernales.com
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