Por CÁNDIDA
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La cara de la pobreza no es extraña para
muchos dominicanos, incluidos profesionales que hicieron de tripa corazón para
alcanzar un título en la prestigiosa UNIVERSIDAD DEL PUEBLO, miseria que
probablemente llevó a no pocos a hacer suyo el tarareo si el norte fuera el sur
por aquello del poder de las palabras.
Ese deseo intrínseco encuentra un nicho
positivo en el discurso del Presidente
Danilo Medina ante la Asamblea Nacional por su jonrón: “En este 2015, oigan
bien lo que les digo, ha llegado la hora del sur”.
Dicho lo anterior el mandatario fue específico en citar no solo a
Bahía de la Águilas, sino también a Pedernales y al sur profundo. Zona
acogotada en el zafacón del olvido y donde la miseria perdió el sabor.
Para este mismo mes del año pasado, la
periodista Yvonny Alcántara escribió para el diario donde labora que los cinco municipios más pobres están ubicados en
el Sur. Estos son Juan Santiago y Pedro
Santana, ambos en Elías Piña la provincia más pobre del país, Hondo Valle, en
la provincia San Juan; Polo, de Barahona y Postrer Río, en la provincia
Independencia.
El dato anterior sustentado en Atlas de la
Pobreza 2010 que público el año pasado el Ministerio de Economía, Planificación
y Desarrollo, aludía que en Juan Santiago el 92% de los hogares exhibían
pobreza general y 61.0 pobreza extrema.
En estos y otros lugares en igual situación lo
importante es, como expresó el Presidente Medina, contribuir no regalando
pescado, sino ayudando a pescar. Esto puede incentivar para que los lugareños
no abandonen esos lugares en busca de mejor suerte.
Es casi
seguro que la mayoría de la población de esos pueblos está dispuesta para que
les enseñen a pescar, porque la dádiva es oprobiosa. Allí abundan los
emprendedores ávidos en superarse.
Sin embargo
es importante que tengan en sus pueblos lo pertinente para que no abandonen
esos lugares, sino que puedan robustecerlos para bien de cada comunidad donde
sobra la entereza y mejor disposición de avanzar.
Todos los que de algún modo están conectados
con el Sur, por nacimiento u otra familiaridad, aplauden desde ya las palabras
de un gobernante que ha demostrado que convierte las palabras en hechos.
Apostemos a
que muy pronto no será necesario tararear si el norte fuera el sur, de la
autoría del cantautor y músico guatemalteco Ricardo Arjona, porque toda esa
gente sureña aprenderá a pescar en buena lid para orgullo de sus respectivas
comunidades y entonces el sur será su norte.
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