El influyente periódico español El País publicó un trabajo en su
portada donde deplora la situación turística de Boca Chica, y hace
énfasis en las cualidades del lugar como destino sexual para turistas
extranjeros.
El reportaje “Boca Chica: destino Sexual; el fin de la indiferencia ante la explotación sexual infantil”, con la firma del periodista Orlando Barría, hace una amplia narración sobre el proceso para un extranjero conseguir sexo, principalmente con menores de edad, en la playa más popular dominicana.
Expresa que Boca Chica es uno de los destinos emergentes para el turismo sexual infantil y de qué manera las autoridades
dominicanas han ignorado durante años esa cruda realidad; mientras
indica que la impunidad es casi total, no solo para los clientes, sino
también para quienes explotan a los menores.
“Existe todo un entramado de mediadores en la playa que ofrece al
turista ¨lo que quiera¨, precisa. Y añade que muchos dominicanos ven
normal que un menor vaya con un extranjero: “Ni siquiera algunos
policías lo contemplan como un ilícito. Así que no hacen nada cuando la
situación se da delante de ellos”.
A continuación reproducimos el trabajo completo que publica el periódico español El País
El fin de la indiferencia ante la explotación sexual infantil: Boca Chica: destino sexual
Cuando sale a la calle a encontrar clientes, Gabriela Flores lo tiene más difícil que unos años atrás. “Buscan carne
fresca”, lamenta. No es que quieran jovencitas; ella tiene 23 años.
Muchos andan tras adolescentes. Otros van directamente a por niñas.
Sucede en Boca Chica, una zona turística venida a menos de la República
Dominicana, uno de los destinos emergentes para el turismo sexual
infantil.
A menos de 40 kilómetros de la capital del país caribeño,
Boca Chica es probablemente uno de los municipios donde la explotación
de menores es más conocida. Aunque no es evidente, se puede encontrar en
la calle, donde las chicas rivalizan con Flores en busca de clientes. O
de forma más sutil.
Existe todo un entramado de mediadores en la playa que ofrecen al
turista “lo que quiera”. Son conseguidores que pueden ir desde las
masajistas acreditadas,
que durante las friegas en la espalda recomiendan “algo más”, hasta
quienes hacen trenzas, que se sirven de su catálogo de peinados para
ofrecer a las chicas que salen en la fotografía.
Si el turista acepta, llaman a un motoconcho (una especie de recadero-taxista
en moto) para que vaya a por la menor o la lleve a uno de los moteles
donde se consuma el intercambio. Una cadena en la que cada uno se queda
con una pequeña comisión de quienes no tienen reparos en pagar por
acostarse con una menor,
según explica Jessica Rosario, de la asociación Caminante, que desde
hace 20 años, y de la mano de Unicef, lucha contra esta lacra y trata de
ofrecer ayuda a los niños y adolescentes explotados.
Chancla, toalla y responsabilidad en la maleta
En parte sucede porque, en palabras de Marleny Guante, fiscal de
menores de Boca Chica, “muchos dominicanos ven normal que un menor vaya
con un extranjero”. “Ni siquiera algunos policías lo contemplan como
ilícito, así que no hacen nada cuando la situación se da delante de
ellos. Es necesaria una concienciación que comience en la escuela”,
afirma Guante.
La impunidad es casi total. No solo para los clientes; también para
quienes explotan a los menores. Hasta la segunda década de este siglo,
prácticamente no se luchaba contra esta lacra: entre 2003 y 2011 hubo
solo tres condenas en toda la República Dominicana por explotación
sexual de menores. Lentamente, este panorama está comenzando a cambiar.
La Procuraduría (lo que en España sería una fiscalía) Especializada
contra el Tráfico Ilícito de Migrantes y trata de Personas ha empezado a
trabajar en serio contra la prostitución infantil, liderados por el
procurador Jonathan Baró. En 2014 hubo cuatro condenas, más que en el
periodo de ocho años antes citado. Y 54 personas están encausadas.
Las cifras, según reconoce el propio Baró, no son nada en comparación
con el tráfico sexual infantil: “Es una realidad muy difícil de
controlar. Las jovencitas se encuentran desamparadas y vienen de
situaciones muy complicadas.
El embarazo adolescente [muy frecuente en la República Dominicana,
donde casi un 25% de las mujeres son madres antes de los 18 años] es un
ejemplo: las chicas son expulsadas de sus casas y es frecuente que
caigan en el tráfico de personas o que incluso sean ellas las que acudan
voluntariamente a burdeles o a la calle a prostituirse”.
Hasta hace apenas un par de años no había una unidad especializada en
perseguir estos delitos. Ahora, son cinco agentes para un país de 10
millones de habitantes quienes los investigan y persiguen de la mano de
la Procuraduría de Baró. “Necesitamos profesionales muy preparados y
especializados.
Por un lado hemos habilitado un teléfono de denuncia para trabajar a
partir de ahí. Pero también estamos empezando a aplicar otras
estrategias con ayuda exterior, como señuelos que se hacen pasar por
turistas. Gracias a esto, hace un mes rescatamos de la explotación a 16
menores de una comunidad. Detuvimos a seis personas”, explica el fiscal.
Antes de la Procuraduría, los intentos para controlar la prostitución
infantil eran muy tímidos. Lo que se conocía como Politur, una policía
turística que hace poco más de un año se convirtió en un cuerpo
militarizado y cambió su nombre por Cestur, era uno de los pocos nexos
entre estos menores y el Estado.
Pero, según Rosario, estaban mucho más preocupados del bienestar de
los visitantes que del de los propios niños. “Era una policía mal pagada
y mal formada que no tenía conciencia de la gravedad de este delito.
Resultaba difícil que un menor acudiera a ellos porque sabía que era más
probable que sufrieran un chantaje a que recibieran ayuda”, relata esta
trabajadora de Caminante.
El Ministerio de Turismo no dio su versión de la situación a pesar de
los numerosos requerimientos de este periódico. Según cuenta Rosario,
el nuevo cuerpo tampoco realiza un trabajo ideal, todavía se mantienen
viejas prácticas y corruptelas locales que no ayudan a la lucha contra
la prostitución infantil, pero al menos hay una voluntad de los mandos
por colaborar.
Entre 2003 y 2011 hubo solo tres condenas en toda la República Dominicana por explotación sexual de menores.
Su asociación es uno de los principales apoyos para los menores que
caen en la prostitución. Les asesoran, forman y ayudan a salir de ese
mundo, aunque no es un camino sencillo, porque en muchas ocasiones los
menores no tienen dónde ir ni de dónde sacar dinero una vez que dejan la
calle.
A ellos acudió Gabriela Flores hace años. Aunque ella ya no es una
niña y, en teoría ha abandonado esta práctica, cuando se le pregunta
reconoce que “de vez en cuando” baja a la calle a buscar algún cliente.
“Necesito el dinero para alimentar a mis hijos”, justifica.
A sus 23 años, tiene cuatro, algo que en la República Dominicana es
muy frecuente. Trabaja en casa como peluquera, pero asegura que, en
ocasiones, el dinero no le alcanza. Además de este empleo, ha retomado
los estudios de primaria.
Quiere finalizarlos para acceder al bachillerato y cursar Derecho.
Cuando era niña no pudo obtener el graduado escolar porque la señora que
la cuidaba —con quien la dejaron sus padres por no poder mantenerla—
murió cuando ella tenía 14 años. Fue entonces cuando bajó a la calle.
"Una amiga y yo comenzamos a acostarnos con turistas para sacar dinero.
De todas las nacionalidades. Cada día hacíamos tres o cuatro
servicios", narra. Les cobraban entre 1.500 y 3.000 pesos (entre 30 y 60
euros), con lo que en un mes podía cobrar alrededor de 100.000 pesos
(unos 2.000 euros), lo que multiplica por 10 el salario mínimo del país.
Pero no ahorraban, vivían al día: "Comprábamos ropa, tonterías... No
nos preocupábamos por el futuro", reconoce.
Ahora sí lo hace. Por el suyo y el de sus hijos. El mayor, de seis
años, fue el detonante para proponerse dejar la prostitución y acudir a
Caminante. Hoy no sabe si les dirá algún día a qué se dedicó (y a qué se
dedica todavía en ocasiones) su madre. "Quizás es mejor que se enteren
por mí que por otra persona", reflexiona.
Este es el Link de acceso al reportaje: elpais.com/elpais/2015/01/19/planeta_futuro/1421667926_483170.html
www.realidadesdepedernales.com Tomado de:DominicanosHOY
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