SANTO
DOMINGO, República Dominicana.-La crisis que afecta al Seguro Nacional de Salud (SENASA)
tiene los mismos pilares que las crisis que sacuden a los demás sectores
reformados en el país como la electricidad y las demás empresas estatales, las
cuales son fruto de las imposiciones del
sistema neoliberal.
A esa conclusión llegó el Movimiento Izquierda Unida (MIU)
que lidera Miguel Mejía, quien respaldó la gestión de la doctora Altagracia
Guzmán Marcelino en el SENASA, institución que, de acuerdo a la organización de
orientación marxista-leninista, hay que conservarla para que siga sirviendo a
la causa de los dominicanos de menores ingresos.
Consideró que cuando una entidad del Estado funciona y
opera dentro de los estándares de eficiencia y excelencia como lo ha hecho el
SENASA, se convierte en blanco de grupos económicos insaciables que pretenden
dificultar el rol estatal para favorecer sus propios intereses particulares.
Planteó que es precisamente en concordancia con este
planteamiento que ha actuado el director ejecutivo de la Superintendencia de
Salud y Riesgos Laborales (SISALRIL), Fernando Caamaño, en defensa de esos
intereses grupales a los que dignamente representa.
EL MIU entiende que aunque el Estado asumió las reformas de
sus instituciones pensando en abaratar costos y hacer más eficientes los
servicios, los sistemas de control típicos del neoliberalismo han arrinconado las
actividades que van directamente a favor de los sectores carenciados, mientras
enriquecen a sus favoritos privatizadores.
“El sistema nacional de seguridad social reformado fue
concebido para enriquecer a los bancos y corporaciones que controlan los
grandes establecimientos privados de salud, mientras sometió a una pobreza
estructural a la parte del sistema que tiene como función prestar servicio a
los asegurados más pobres”, indicó el MIU a través de un Despacho de Prensa en
solidaridad con el SENASA.
Agregó que: “Un ejemplo de esa inclinación estructural es
la riqueza que muestran las aseguradoras privadas, los grandes establecimientos
de salud del capital que reciben los pacientes asegurados que pueden pagar
completivos, y los bancos que los respaldan”.
Planteó que la dirección del sistema puesto en manos de
los gerentes entrenados en la gran empresa se lanzan ahora a desprestigiar el
componente del sistema al que no le asignaron recursos y al que le enviaron los
usuarios más pobres y propensos a la enfermedad.
Estimó que la decisión del director ejecutivo de Sisalril
de colocarse a la distancia de denunciar la supuesta quiebra del SENASA es una
demostración de que entiende su rol como representante de los grandes intereses
que se benefician y enriquecen del sistema.
“Lo lamentable de esta situación es que ese sector se ha
apropiado de la representación del mismo Estado que es propietario de SENASA,
con lo que se demuestra que el sistema, tal como está estructurado, ha
fracasado”, indicó.
Consideró que no sólo se trata de entregarle 500 millones
al SENASA para que los reparta entre los servidores de servicios de salud que
se enriquecen de las tribulaciones de los pobres, sino de de hacer lo que nunca
se ha hecho y dejar de enriquecer a unos aprovechados y colocar en primer lugar
a los verdaderos servidores públicos.
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